domingo, 16 de febrero de 2014

La suciedad tiene hondura y belleza

Qué contrastes tan extraños provoca esta frase de Oldenburg. No tanto por adjetivar a la suciedad con belleza, sino por el otro apelativo que la antecede . Hondura .


Concedemos como bello aquello que es "perfecto", que nos aporta armonía. Sin embargo, se han establecido unos criterios de manera que nuestro cerebro selecciona automáticamente algo bonito dependiendo de una serie de características, ignorando así espacios u objetos que ocultan su belleza de la superficie.



Atendiendo a otros patrones de belleza, he percibido, en ciertos espacios, armonía entre los objetos que lo componen. 
Nos encontramos así con la combinación del hormigón en forma de arco con otros elementos colindantes, produciendo un duro contraste. 
Por otro lado, tenemos una mesa rayada, que a primera vista nos crea insatisfacción, imperfección, suciedad. Sin embargo, mirando más allá, podemos ver el paso del tiempo, el paso de unos jóvenes por la escuela.
El mismo caso es el del dibujo. Éste se encuentra en uno de los baños de arquitectura, un espacio no apto para dibujar, donde, sin embargo, nos encontramos cada día nuevos mensajes o bocetos que dejan decenas de alumnos en su paso. 
A continuación, una serie de cigarrilos dispuestos linealmente nos enseñan la geometría de algo tan sucio como es el tabaco.
Por último nos volvemos a encontrar con el hormigón, pero esta vez apreciando de cerca su rugosidad, en contra de la "belleza", que debe ser plana.


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